lunes, 23 de marzo de 2015

Nunca dejes de bailar, de Carmen Grau

Título: Nunca dejes de bailar
Autor: Carmen Grau
Formato: ebook (Amazon Media)
Editor: Dunsborough Books
Páginas: 416

Sinopsis (Amazon)

Enya creció al amparo de su madre soltera hasta que el cáncer se la arrebató. Desapegada de su padre y sus abuelos, e incapaz de soportar el vacío que le dejó la muerte de su madre, decidió emprender otra vida en Boston y perseguir a la vez el sueño de convertirse en editora literaria. En Boston encontró el amor, la amistad, el fracaso y, de nuevo, el amargo sabor de la pérdida. 

Alberto es un escritor consagrado, creador de novelas policíacas y felizmente casado con María. Pero después de más de dos décadas cosechando éxitos, está aburrido y decide contar una historia diferente a todo lo anterior. Escribe una novela para María que, sin embargo, hará tambalear la estabilidad de su matrimonio. 

Escrita a dos voces y dos tiempos, Nunca dejes de bailar es una historia de amor que nos lleva desde Boston y Córdoba a Barcelona, una novela que habla de las relaciones entre un hombre y una mujer, del sexo, la literatura, el destino, la religión, la muerte y la esperanza, y en la que ficción y realidad constituyen las dos caras del mismo papel. 



Es la primera novela que leo de Carmen Grau. Leí uno de sus libros de viajes, Hacia tierra austral, y tenía ganas de leer alguna de sus obras de ficción. 
Sabía de antemano que se trataba de una historia romántica, y también sabía que no seguiría las tendencias de la actual novela romántica, al menos del tipo de obras que saturan el mercado literario; ligeras, frescas, con frecuentes golpes de humor y final feliz. 
Carmen Grau escribe lo que le gusta, sin importarle las modas del momento. Yo creo que así debe ser, cada autor tiene que escribir lo que le nace de dentro, y estoy convencida de que no importa hacerlo en contra de las tendencias, lo esencial es que la historia atrape al lector y lo mantenga pegado a las páginas, con independencia de lo que escriba. 

Tengo que admitir que el principio de la sinopsis supuso para mí un obstáculo. Todos los que han convivido con un enfermo de cáncer tal vez me comprendan. Mi madre fue diagnosticada de esta enfermedad en el año 1994, yo tenía veintitantos años, y fue una época muy dura. La acompañaba a las sesiones de quimioterapia y desde la sala de espera podía oír sus náuseas a los pocos minutos de comenzar la sesión. Después, sujetándola del brazo, caminábamos por los pasillos del hospital hasta la calle, ella todo el camino con la bolsa pegada a la boca. Solamente dejaba de vomitar cuando se sentaba en el coche y yo le ponía la música de Enya (el nombre coincide con el de la protagonista de esta novela) en el reproductor de música. Se relajaba tanto que creo que cada vez que salíamos de aquellas sesiones estaba deseando sentarse en el coche, cerrar los ojos y dejarse adormecer por la música. A mí también me servía; conseguía relajar mi propia tensión y el estrés que me generaba verla sufrir.
Como dato esperanzador tengo que decir que mi madre salió adelante.

Os cuento estos detalles para que entendáis el ánimo con que afronté la lectura. Me dije que si la novela iba a estar plagada de dramas no la terminaría, le daría una oportunidad pero no sería capaz de terminarla. Lo hago con frecuencia; si un libro no me aporta nada más que sensaciones negativas, lo dejo.
Pero algo ocurrió con el libro de Carmen Grau que me impidió soltarlo. El estilo narrativo de la autora es muy cautivador, me iba contando la historia y a la vez me introducía con suavidad en la vida de los personajes. Creo que fui abducida por los pensamientos de Enya y Alberto, los protagonistas absolutos de esta novela narrada a dos voces, donde las dos historias fluyen como ríos separados que al final convergen. Es una historia de amor y desamor, de vampiros emocionales y de cómo una relación posesiva puede llegar a destruirnos. También es una ofrenda a los sueños, un canto a la felicidad escondida en las cosas más pequeñas y en los detalles más insignificantes. 
Me ha gustado estar en la mente de Enya y Alberto, y ser testigo de sus entresijos emocionales.

Ella es una joven que sueña con ser editora y que después de fallecer su madre viaja a Boston a realizar un máster. Allí vive una historia de amor que a mí me fascinó y que a ella la marcará para siempre. El desarrollo de esta parte de  la novela es minucioso, y la descripción de su relación de dependencia, brillante.  Cuando Enya regresa a su Barcelona natal, la novela da un giro inesperado; toda una sorpresa que os animo a descubrir. 
Alberto es un escritor reconocido que, aburrido de escribir siempre lo mismo, decide crear algo nuevo y escribe una novela que cambiará el curso de su existencia. Aquí me reservo un dato que la autora no desvela en la sinopsis pero que yo creo que, de conocerlo, sería un imán para muchos lectores. 

La muerte y el destino son dos personajes más de la novela. La primera está presente desde el principio hasta el final, una losa fría que atormenta a los protagonistas de forma independiente, un drama íntimo que se alza sobre sus destinos y que cuando ambos se encuentran se elevan tan alto que brillan como una sola estrella.  A partir de ahí, todo cobra relativa importancia, y solo queda vivir los deseos, agotarlos en vida y construir el presente.

Cuando terminé de leerla me vino a la mente la palabra "metaficción", que es un recurso muy interesante que recoge ciertas estrategias sobre el proceso de la creación literaria. Los personajes suelen ser escritores o editores que hablan sobre el libro que están leyendo o incluso comentan una escena que están viviendo (los personajes de ese libro pueden ser autorreferenciales y estar viviendo lo mismo que ellos. Un lío, lo sé, pero no me digáis que no es interesante). La barrera entre realidad y ficción se difumina y el autor pulveriza de un manotazo la delimitación del continuo espacio-temporal.
Si queréis averiguar algo más de todo esto tendréis que leer la novela. 

Nunca dejes de bailar no es una lectura ligera, de esas que puedes leer mientras ves la televisión. Los pensamientos de los protagonistas van y vienen en el tiempo y en el espacio con bastante frecuencia y demandan toda nuestra atención. Es una obra para reflexionar sobre temas tan trascendentales como la vida y la muerte, la religión, el destino, las relaciones de pareja... Podría hacer una lista muy larga, pero, sobre todo, quiero destacar que Nunca dejes de bailar es  una novela llena de luces en la sombra, como un sendero de farolillos de colores en un bosque tenebroso, donde cada color representa uno o varios sentimientos; el rojo para el amor, la pasión y el deseo, el verde para la esperanza, el azul para la amistad y el afecto, el amarillo para los celos y el egoísmo, el rosa para la ingenuidad y la ternura... 
Y al final del sendero, el blanco... la luz que se difunde, la estabilidad absoluta, la calma.

En fin, si os gustan las historias que profundizan en los sentimientos y en las relaciones interpersonales, esta es vuestra novela. Os aseguro que no la olvidaréis fácilmente.
  

lunes, 16 de marzo de 2015

Isla Perdida: Los secretos del poder, de Manuel Navarro

Hoy traigo a mi scriptorium la última novela de Manuel Navarro: Isla Perdida: Los secretos del poder, una historia que tuve la suerte de leer antes de ser publicada.
Ya he dicho en otras ocasiones que me gusta la prosa fluida y certera de Manuel, y cuando me dispongo a leer una de sus historias siento que voy a vivir en una montaña rusa de emociones. La empiezo con la cautela de quien sabe que va a ser sorprendido, y soy consciente de que no siempre va a gustarme la suerte que correrán los personajes.

Isla Perdida es una novela con un argumento muy actual. Con un panorama político como el que tenemos ahora en España, no resulta difícil imaginar unas futuras elecciones donde el voto mayoritario de la población fuese en blanco. Esto es lo que ocurre en Espanistán -me encanta el nombre-; el 85% de la población vota en blanco en las elecciones del 22 de mayo de 2016.
Julio, el protagonista de esta historia, es una de las personas que ha emitido su voto en blanco. Tal es su decepción política que además también envía un mensaje de texto animando a todos sus contactos a hacer lo mismo. Por este motivo, el gobierno decide encarcelarlo y recluirlo en una isla junto con otros ciudadanos acusados de sabotear las elecciones.

Manuel Navarro
La novela está escrita con el estilo inconfundible de Manuel Navarro; directo, sin florituras lingüísticas, donde nada sobra y nada falta. La atmósfera es tensa desde el principio, sin llegar a ser opresora, y mantendrá al lector pegado a sus páginas hasta el final.
Durante el transcurso de la lectura una pregunta me rondaba todo el tiempo: "¿Cómo va a terminar esto?". Tuve que aguantarme las ganas de que mis ojos corrieran por las letras hasta llegar a ese punto, y también tuve ganas de hacer trampillas y leerme el final.

Que conste en acta que no lo hice.
Aunque alguna vez lo he hecho.
Muy pocas.
Una o dos.
Tal vez alguna más...

Confieso que soy una lectora visceral, y que mi relación con los personajes es siempre muy emotiva (como debe ser para disfrutar plenamente de una lectura). Por eso en alguna ocasión me dejo llevar por ese flujo interno de emociones y me rebelo contra el destino de algún personaje. Eso fue lo que me sucedió con uno de los personajes de Isla Perdida, y no pude evitar hacérselo saber al autor.

Fue una reacción del tipo: ¿¡Qué!? ¡Nooo! ¿¡Por queeé!?

No desvelaré el nombre del personaje, como tampoco diré si Manuel Navarro hizo caso de mis lamentos de lectora compungida. Lo que sí os diré es que si os adentráis en esta historia delirante os encontraréis cara a cara con la angustia que sufre Julio, un hombre corriente, tranquilo, que respeta las normas, y que de la noche a la mañana ve cómo su vida da un giro tan radical como inesperado. No acaba de creerse que lo hayan detenido por enviar un simple mensaje de móvil, y todo le parece surrealista. Piensa que se trata de un error y que pronto podrá volver a casa. Pero eso no sucederá, al contrario, será enviado a una isla deshabitada junto a otros acusados de boicotear la elecciones.

El miedo inicial de Julio por verse en la cárcel va dejando paso a la impotencia y la frustración. Finalmente, las situaciones límite van provocando que germine en él un sentimiento de rabia profunda que lo llevará a desear la muerte de alguno de sus carceleros o incluso a matar.

Isla Perdida: Los secretos del poder  no deja de ser una parodia sobre lo que podría suceder ante un panorama de desencanto político cada vez más arraigado en la población, una recreación burlesca y a la vez inquietante que nos debería hacer reflexionar sobre cada una de las naciones demócratas que han caído en tiempos de fuertes decepciones políticas. No nos son lejanas en el tiempo, tan solo hace falta escuchar las noticias cada día.
Aparte del propio mensaje político, Isla Perdida ofrece también una perspectiva social, muchas veces contemplada en la vida real. Me refiero a la transformación que sufre Julio, el hombre tranquilo y plenamente integrado en la sociedad, incapaz de matar a una mosca, cuando se ve hostigado y empujado a situaciones extremas.

Una trama bien hilada donde se combinan los entresijos de un gobierno desesperado por mantenerse en el poder y unos simples ciudadanos que de pronto se ven inmersos en una telaraña de conspiraciones políticas tan bien descritas por el autor que consigue que se le quiten a uno las ganas de votar en blanco, menos aún animar a todos nuestros contactos de whatsapp a hacer lo mismo.

Por si acaso.
Recordad que las arañas rastreadoras son depredadores de bits que fluyen en el ciberespacio.
En el tuyo y en el mío.