martes, 2 de diciembre de 2014

Entrevista en el blog "Libros que voy leyendo"

Entrevistamos a Mayte F. Uceda, una de las escritoras que hemos descubierto recientemente a través de su novela "Un amor para Rebeca", un libro que está teniendo una excelente acogida entre el público.

¿Cuándo decidiste dejar de escribir sólo para ti y compartirlo con el público? ¿Qué te motivó?

Antes de escribir mi primera novela tan solo había escrito letras de canciones y montones de diarios personales, por tanto mi caso no es el del típico autor que escribe cuentos o relatos desde pequeño y sueña con ser escritor. Mi primera vocación fue la musical. Me fascinaba desarrollar pequeñas historias a las que luego añadía una melodía. Fue una actividad que desarrollé durante muchos años y que me sirvió de base como forma de expresión, sobre todo a la hora de plasmar emociones. Cuando estaba finalizando “Los Ángeles de La Torre”, mi primera novela, ya conocía la plataforma de Amazon y tenía claro que ese sería su destino. Ni siquiera me planteé enviarla a una editorial, y tampoco lo he hecho con "Un amor para Rebeca". Quería que los lectores me marcaran el camino, si no hubiera logrado conectar con ellos posiblemente me dedicaría a otra cosa.

¿Cómo ha sido la experiencia de auto editarse?

La experiencia ha sido intensa. Al principio no tenía contacto con otros escritores autopublicados que pudieran orientarme en el proceso, así que tuve que aprenderlo todo yo sola. Cuando al fin le di al botón de “publicar” –un año más tarde de terminar la novela- la inexperiencia me hizo pensar: ¡Ya está! ¡Se acabó! No me daba cuenta de que entonces comenzaba otro trabajo que requería mayor esfuerzo que el de escribir, editar y maquetar. Ahora había que acercar la novela a los lectores. La promoción me parece lo más duro y pasa por volverte un experto en marketing y hacer un estudio de mercado –yo no lo hice, lo reconozco. ¿Quién puede hacer todo eso?-. Te creas un blog, una cuenta en Twitter, abres al público tu cuenta de Facebook, creas una página de fans para tu novela, tratas de llamar la atención de algún blog para que la reseñe –la mayoría de las veces sin éxito-, y al final te das cuenta de que estás haciendo de todo menos lo que de verdad te gusta: escribir.

¿Qué tipo de literatura sueles leer?

Siempre he leído de todo, pero depende mucho del momento, de cómo me sienta. Leo mucha novela, poca poesía, exceptuando a Benedetti, procuro no perder la costumbre de leer a los clásicos españoles o a los filósofos griegos que tanto nos enriquecen con su sabiduría. Desde hace unos años me interesa la pedagogía y el desarrollo psicológico de las personas, asignaturas obligatorias en la carrera de Educación Social que estudio como hobby, pero que se han convertido en una parte importante de mis lecturas habituales. Indagar en el comportamiento humano, en sus motivaciones, resulta muy útil a la hora de enfrentarse a las distintas personalidades de los personajes.

Tus dos libros son los número uno y más vendidos en su categoría en Amazon. ¿Te lo esperabas? ¿Qué se siente?

Para mí también ha sido una sorpresa. Es cierto que mi primera novela, “Los Ángeles de La Torre”, siempre ha estado bien situada en su categoría y tiene muy buenas opiniones. Pero fue tras publicar “Un amor para Rebeca” cuando el número de lectores creció considerablemente. ¿Qué se siente? Pues se siente uno muy bien, satisfecho de su trabajo. He invertido mucho tiempo y esfuerzo en ambas novelas y esto, junto con los mensajes cariñosos de los lectores, es el mejor premio, pues el económico, vendiendo a un precio simbólico de 1€ –del cual solo percibes un 35%- no es muy significativo.

¿Cómo surgió “Un amor para Rebeca”?

Siempre me ha gustado Escocia, tal vez porque soy asturiana y veo cierta conexión musical y paisajística entre los dos lugares. Hace tiempo que sigo a algunos grupos de música de este país y de otras naciones celtas. La inspiración para la novela tuvo que ver con el descubrimiento del grupo de música tribal escocesa “Albannach”. Decidí que escribiría una historia en la que apareciera un grupo similar. El personaje de Kenzie está inspirado en Jamesie Johnston, componente de Albannach, no en el aspecto físico, pero sí en el musical. Por otro lado, todo lo que había leído sobre Escocia se desarrollaba en la época de los clanes, y me pareció interesante crear una historia actual para demostrar que este país no solamente puede ofrecer su pasado como fuente de inspiración sino también su presente.

Este libro se nota que está escrito con mucho mimo. Los lugares, los personajes, las historias secundarias, todo está muy cuidado. Si tuvieras que elegir sólo una cosa ¿con qué te quedarías?

Es difícil porque hay algunas historias secundarias muy intensas. Si tuviera que elegir, me quedo con los lugares. Escribí la novela usando la aplicación “Google Earth”. Llegué a conocer el pueblo de Beauly como la palma de mi mano. Con este programa uno puede callejear por todos los rincones y describir fielmente cada detalle. Pero a final de este verano tuve la oportunidad de viajar a Escocia y recorrer en persona los lugares que tanto había estudiado sentada en casa frente al ordenador. Fue una experiencia fascinante. Recuerdo que cuando me apeé en la estación de tren de Beauly, el pueblo donde se desarrolla la historia, sentí una emoción inmensa. Era como si ya hubiera estado allí, todo era familiar. Fue un placer recorrer sus calles y hablar con la gente; los escoceses son lo mejor que tiene Escocia, son extremadamente amables y cercanos.

En esta historia, a través de dos de sus personajes muestras dos caras o puntos de vista de la Iglesia muy interesantes. ¿Crees que la institución se está modernizando?

Desde luego, pero lleva muchos años haciéndolo. Si no fuera así, todavía se consideraría pecado bailar agarrado, como cuenta Arturo Pérez-Reverte en uno de sus últimos artículos. La Iglesia va adaptándose a los tiempos, solo que lo hace a paso lento. No podemos esperar un cambio brusco pero le conviene contemporizar con la sociedad en la que está inmersa, de otro modo, el número de fieles irá disminuyendo hasta extinguirse. Creo que la Iglesia está avocada a adoptar medidas a corto plazo, y en este sentido el Papa Francisco está trayendo un soplo de aire fresco a esta antigua institución. Mientras no se libere de algunas incongruencias, como son presentar el tema del sexo y de la mujer en una época que no le corresponde, seguirá manteniéndose ajena a la sociedad actual.

¿Sobre que tema o qué tipo de libro no escribirías?

Nunca me había planteado esa pregunta, pero nunca escribiría un libro que escudriñara en asuntos políticos o religiosos en profundidad. Eso suscitaría polémicas y a mí me interesa más la vida de los personajes. Tampoco me sentiría cómoda escribiendo un libro que basara su argumento en el sexo. Creo que la novela erótica actual está degradando el erotismo, la sensualidad. El erotismo no es tan gráfico ni tan explícito. Estas novelas tienen su público y me parece perfecto; nada que objetar en ese sentido, pero a mí me gusta escribir historias de amor, en las que por supuesto el sexo tiene un peso importante en ellas, pues es algo inherente a las relaciones de pareja. Se tiende a pensar que una escena de sexo consiste en describir el acto en sí, y frecuentemente se olvida la parte emocional. Una escena de sexo sin mostrar intercambio de emociones es aburrida y plana.

¿Para cuando la edición en papel?

Estoy trabajando para que la edición en papel salga antes de las navidades. Ya tengo el libro de prueba y estoy satisfecha con el resultado y con la adaptación que ha hecho de la portada el diseñador y también escritor Iván Hernández.


¿Estás trabajando ya en otro libro? ¿Qué proyectos tienes?

Estoy en pleno trabajo de documentación de mi tercera novela. Siempre intento que en mis libros se aprenda algo, introducir un contexto en el que el lector tenga la sensación de que, aparte de haber leído una buena historia, pueda decir que sabe algo que antes no sabía.
También quiero seguir publicando relatos en mi blog, me sirve para sacar a la luz las historias que me rondan la cabeza y que no podría convertir en novelas por falta de tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario