Hace tiempo que coincido en las redes
sociales con Mayte Uceda y llevado por el deseo de conocerla mejor como persona
y escritora, que aún se pregunta si lo es, le propuse hacerle una entrevista
para la revista A golpe de tecla. Aceptó
enseguida y pensé que era una buena ocasión para visitar Cudillero, una
parroquia que forma parte del concejo del mismo nombre. Un lugar fascinante,
situado en el Principado de Asturias, en la costa del mar Cantábrico.
Llegué a Cudillero a medio día. Habíamos
quedado en un restaurante del puerto con vistas a un mar tranquilo y azul y,
cuando llegué, con un cuarto de hora de retraso, ella me esperaba, sentada a
una mesa. Después de los saludos llamamos al camarero y pedimos ensalada y un
entrecot de ternera asturiana con salsa de cabrales y vino tinto. Hablamos
animadamente de la familia, de las redes sociales y de los compañeros de
escritura. Después de la comida pedimos un café y dimos una vuelta por el
pueblo para despejar la cabeza y hablamos de ella misma y de su obra.
Mayte ha publicado recientemente su
segundo libro Un amor para Rebeca, una
novela romántica que se ha situado pronto en los primeros puestos del TOP 100
de Amazon y está recibiendo muy buenas críticas de los lectores.
—Mayte, en primer lugar, dinos cómo es
una jornada normal de Mayte Fernández Uceda o Mayte Uceda, como firmas ahora.
No
tengo una rutina diaria planificada, vivo en una casa en el campo y a veces las
actividades cotidianas dependen de factores tan imprevisibles como la
climatología. Y eso, en un lugar como Asturias, es un factor importante.
Siempre hay muchas cosas que hacer aunque procuro extraer tiempo para escribir
por las mañanas, ponerme al día en las redes sociales y estudiar las
asignaturas que haya escogido del Grado en Educación Social que estoy
realizando. Por las tardes, la dinámica familiar gira en torno a las actividades
extraescolares de mi hijo y sus estudios, y dejo la lectura para la noche,
cuando la casa vuelve a estar en calma.
—¿Cuáles son tus aficiones además de
escribir y leer?
La
música y la pintura son mis otras grandes pasiones, aunque tengo que admitir
que desde que comencé a escribir les dedico poco tiempo. Sin embargo, siempre
que puedo paso un rato tocando la guitarra; me relaja y consigo que mis dedos
se mantengan ágiles. También soy una amante de la naturaleza, disfruto haciendo
senderismo o simplemente admirando un paisaje bello. En ese aspecto siento que
soy afortunada; vivo en un entorno privilegiado, cerca del mar y de la montaña.
—¿Qué tipo de literatura lees? ¿Cuáles
son tus autores favoritos?
Mis
gustos en cuanto a literatura siempre han sido muy variados. Algunas veces
devoro biografías de personajes relevantes, otras me centro en conflictos
bélicos, también me gusta la fantasía y la ciencia ficción, la novela
policíaca, histórica… y, aunque parezca una paradoja, lo que menos he leído ha
sido novela romántica. Intento acumular un buen bagaje literario de los
clásicos españoles y de los filósofos griegos. Los libros sobre pedagogía y
desarrollo psicológico forman parte de mi mesilla de noche desde hace varios
años. En cuanto a mis autores favoritos… Me resulta difícil decidirme por unos
pocos pero podría nombrar a Gabriel García Márquez, Palacio Valdés, Harper Lee,
Jane Austen, Cervantes, J.R.R. Tolkien, George Orwell, Emilia Pardo Bazán,
Richard Bach, la poesía de Benedetti… La lista podría ser muy larga, y seguro
que me dejo a muchos.
—¿Cuándo decidiste que querías ser
escritora y por qué?
Nunca
tomé esa decisión. Fue algo que surgió. Siempre he sentido la necesidad de
expresarme. Yo había compuesto la letra de muchas canciones, que no dejan de
ser poemas a los que luego añadimos una melodía. El entorno que me rodea me
inspiró una historia, y la fui construyendo hasta completar las casi quinientas
páginas que tiene “Los Ángeles de La Torre”. Luego el veneno de crear nuevas
historias me caló en las venas hasta convertirse en una parte importante en mi
vida. No me considero escritora, siempre digo que soy autora de dos novelas,
con esa definición me siento más a gusto.
—Tu novela Un amor para Rebeca está siendo un gran éxito. Desde el principio
se ha situado en los primeros puestos de las listas de venta en Amazon y sigue
subiendo. ¿Pensabas que podría tener tan buena acogida como está teniendo?
No
imaginé que tendría un éxito tan inmediato. Tenía esperanzas en que la historia
gustara, pero a veces es difícil que el lector acceda a tu obra. Para eso
necesitas visibilidad, y conseguirla no siempre es fácil. Antes de publicarla
tuve un momento importante de inseguridad. El sector de la novela romántica es
un mercado saturado de obras y era consciente de la dificultad que supondría
hacerse un hueco entre tantas novelas. Sin embargo, la historia de Rebeca gustó
y, aunque no sé lo que le deparará el futuro, me siento satisfecha de sus logros.
—¿Cuáles crees tú que son los puntos
fuertes de la novela?
Indudablemente,
Escocia es la palabra clave, al menos es lo que atrae a los lectores en un
primer momento, y así me lo hacen saber con sus mensajes. En el cine y en la
literatura, Escocia es sinónimo de romanticismo; su paisaje, su cultura, su
folclore… todo ello invita a soñar con historias maravillosas. Un amor para Rebeca conjuga todos estos
elementos y ofrece una bonita historia de amor con todos los ingredientes de la
novela clásica romántica: un intenso amor que surge de forma inesperada y que
encuentra numerosos obstáculos que los protagonistas tendrán que salvar, o al
menos lo intentarán, para estar juntos.
—¿Por qué elegiste Barcelona y, en
especial, Escocia para ambientarla?
Necesitaba
una gran ciudad que sirviera de punto de partida, y Barcelona me ofrecía todos
los elementos que necesitaba. A la vez también era importante el contraste
entre los dos contextos donde se desarrolla la historia. Barcelona y el pequeño
pueblo escocés de Beauly no pueden ser más opuestos. Elegir Escocia no fue algo
premeditado, simplemente sucedió a raíz de descubrir a un grupo de música
tribal escocesa. Me gusta mucho la música con raíces celtas y el estilo de esta
banda me llamó la atención. Fue en ese momento cuando se me ocurrió construir
una historia en la que una banda parecida tuviera especial protagonismo.
—Hiciste un viaje a las Highlands
después de escribirla, ¿habías estado antes allí? ¿Cómo te documentaste?
No
había estado antes. La idea de viajar a Escocia era una ilusión desde hacía
tiempo. La novela fue la excusa perfecta, aunque lo cierto es que lo hice justo
al revés. Primero escribí la novela y una vez finalizada viajé a Escocia. Para la
descripción de los paisajes usé la conocida aplicación Google Earth; es muy
útil para definir los lugares con bastante precisión. De hecho, cuando
finalmente puse los pies en Escocia me di cuenta de que mis descripciones eran exactas,
aunque tuve tiempo de retocar algunas cosas. Las aplicaciones digitales pueden
ser muy útiles pero, hasta el momento, no son capaces de transmitir sensaciones.
Esos detalles son los que consiguen hacer que una descripción sea
tridimensional y no plana; el olor a tierra húmeda, la sensación de la brisa
fresca en la cara… Hay que hacer lo posible para introducir al lector dentro de
la historia y que experimente las mismas sensaciones que perciben los
personajes, que sientan que ha merecido la pena el viaje.
—Los personajes están todos bien caracterizados.
Algunos de ellos como la señora Munro y Baudelia son entrañables, otros como
Mario se hacen odiosos. ¿Cómo te inspiraste para definirlos?
La
mayoría de mis personajes se van construyendo a sí mismos. Pienso en unas
características físicas y, a medida que surgen las escenas, ellos solos van
forjando su personalidad. Esto implica que cuando pongo el punto final tenga
que reescribir hacia atrás; siempre lo hago, es una forma de atar cabos y
reafirmar personalidades desde el principio. El caso de Baudelia fue diferente;
su personaje lo introduje cuando la novela estaba bastante avanzada, y creo que
ha sido un gran acierto. Lo he pasado muy bien creando sus diálogos, ya que al
ser mexicana tuve que estudiar su forma particular de expresarse para que
resultara creíble. Me gusta ponerme en la piel de las distintas personalidades
que aparecen en mis novelas, me parece un reto fascinante. No solo disfruto con
los buenos; crear una personalidad retorcida como la de Mario fue muy
interesante.
—Estás preparando la edición en papel, ¿cuándo
estará disponible?
Estoy
trabajando para que la versión impresa salga antes de las navidades. Ese es mi
objetivo inmediato. Ya he recibido la primera prueba. Iván Hernández adaptó el
diseño de la portada con gran profesionalidad y estoy muy satisfecha con el
resultado.
—Háblanos de tu primera novela Los Ángeles de la torre. Qué diferencias
hay entre las dos.
La
diferencia más evidente es la temática. Los
Ángeles de La Torre es una novela de romance paranormal que surgió cuando
estaban tan de moda este tipo de historias. Sin embargo yo echaba de menos algo
en todas las obras que leía; una base sólida en la que fundamentar el
argumento. Por curiosidad, había estado indagando en la figura mitológica de
Lilith. Lo que encontré me pareció tan interesante que decidí escribir una
historia en torno a ese personaje. Los Ángeles
de La Torre está narrada en primera persona desde la perspectiva de su
joven protagonista. Lo hice así porque me resultó sencillo. Era mi primera
novela y yo estaba acostumbrada a escribir diarios personales, así que me sentí
muy cómoda escribiéndola, fue como escribir un diario en el que pasaban muchas
cosas.
—Por lo que me has contado en la comida,
estás escribiendo una nueva novela. ¿De qué trata? ¿Es también una novela
romántica?
Lo
es. En este caso el argumento gira en torno a las dificultades que encuentra
una mujer en una determinada etapa de la vida para encontrar pareja. La forma
en que nos relacionamos con el sexo opuesto ha cambiado mucho en los últimos
veinte años, cada vez se tiende más al aislamiento social. La tecnología
digital avanza a un ritmo vertiginoso y nuestra evolución como personas no es
tan veloz. Las redes sociales pueden ofrecer cierto amparo emocional ante la
soledad pero no son capaces de sustituir el abrazo reconfortante de un amigo o
el beso apasionado de un amante.
—¿Cómo percibes el mundo editorial en la
actualidad y qué ventajas e inconvenientes le ves a la autopublicación?
La
crisis económica está afectando a todos los sectores, y el editorial no es una
excepción. A esto hay que sumar la poca conciencia social que existe en nuestro
país ante la protección del trabajo intelectual. La suma de ambas cosas ha
causado el desplome en la venta de libros. Es por tanto comprensible que las
editoriales apuesten sobre seguro. Mi experiencia con la autopublicación es
buena con ambas novelas, yo soy optimista al respecto y seguiré autopublicando.
Es una buena opción si el autor se toma en serio su trabajo, ya que cualquiera
puede hacerlo, y si no se adoptan unas mínimas pautas de calidad el perjuicio
repercute sobre todos los escritores independientes. Por otro lado, quien
decide autopublicarse debe ser consciente de que tendrá que dirigir todo el
proceso, y eso tiene sus dificultades, que para algunos pueden ser insalvables.
Hay que volverse un experto en edición, maquetación, diseño de portadas y marketing. Afortunadamente cada vez
contamos con mayor número de servicios que se ajustan a los presupuestos del
autor independiente.
—¿Qué haces para que tu obra sea
visible?
Intento
promoverlas en las redes sociales como Facebook o Twitter. Son buenas
herramientas para difundir las novelas y estar en contacto con los lectores. Es
cierto que esto exige un esfuerzo añadido para el autor, pero
independientemente de que este sea autopublicado o reciba el apoyo de una
editorial, la promoción por estos canales es inevitable y aconsejable.
—Algunas editoriales están contratando
autoras de novela romántica, ¿alguna se ha puesto ya en contacto contigo? Si no
es así, ¿te gustaría que se interesaran por tu obra?
La
ventaja de las editoriales es que te pueden ofrecer una distribución en papel
que como autopublicado sería imposible imaginar. He tenido dos ofertas
editoriales desde que subí mi primera novela a Amazon, hace dos años, pero la
capacidad de distribución que me ofrecían no compensaba la cesión de derechos. A
todos los autores nos gustaría encontrar nuestras novelas en las librerías, a
mí también, pero no es algo en lo que piense a menudo. He comprobado que con
esfuerzo, un poco de calidad y una buena historia, puedes llegar a miles de
lectores sin intermediarios. Y eso es genial.
En este punto terminamos la entrevista y
el paseo, podríamos haber seguido charlando, pero yo tenía que volver a Madrid
y me esperaban unas horas de viaje. Mayte me parece una persona encantadora, amable
y sensata, de esas con las que da gusto conversar. Mantiene una actitud
positiva ante la vida y es además una excelente compañera de letras. Buena
escritora. Creo que ya empieza a creerlo.
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