viernes, 20 de marzo de 2020

Aquella vez en Berlín, de María José Moreno

Hace tiempo que esperaba la nueva novela de María José Moreno Aquella vez en Berlín. Sabía que llevaba un par de años trabajando en ella y que era de temática intimista, como su exitosa novela Bajo los tilos, un libro que había disfrutado mucho y que nos hace reflexionar sobre lo que sabemos de nuestros padres. 
Es muy bonita, os la recomiendo si, a estas alturas, sois de los pocos que no la habéis leído.

No son buenos tiempos para nadie. Tampoco es buen momento para la publicación. Me pongo en el lugar de María José Moreno porque sé lo que cuesta sacar adelante un libro y con las librerías cerradas no se vende un ejemplar.

Todos nos vemos afectados por este mal sueño que estamos viviendo. A mí me acaban de comunicar que la publicación de mi nuevo trabajo, que iba a salir en junio, se retrasará bastante debido a las estrategias que deben adoptar las editoriales para paliar el impacto en el sector. Duele un poco, como es lógico, porque llevo mucho tiempo esperando, pero hay tanto caos alrededor que lo entiendo y lo considero un mal menor. 


En fin, voy al asunto de esta entrada, que es hablaros de la novela de María José Moreno, a la que considero una experta en meterse en la mente de sus personajes. Algunos diréis que es su profesión, ya que la autora también es psiquiatra, pero no hay que caer en el error de pensar que alguien es capaz de escribir buenas novelas solo porque desarrolle las historias en su ámbito profesional. No es así. Debe existir un don narrativo y, sobre todo, mucho, mucho trabajo detrás.

Sé que una historia me dejará huella si sigo pensando en ella después de haberla terminado. Las novelas de María José Moreno suelen tener ese efecto y, en esta ocasión, no ha sido diferente. Es una novela para recordar.
Los personajes de Aquella vez en Berlín son emocionalmente complejos; tienen secretos, pasados difíciles, algunos dramáticos, y han tomado decisiones años atrás que tal vez en el presente afrontarían de otra forma. 

A toro pasado todos somos Manolete, ¿verdad?

Es de admirar la forma en que la autora desgrana las emociones de los protagonistas, extrae de ellos hasta sus miedos más íntimos, incluso aquellas cosas que ellos mismos ignoran, y lo hace de una forma que resulta sencilla de entender, una autopsia de sentimientos que tal vez nos puede servir de espejo emocional frente a determinadas situaciones.

Es una novela que me gustaría debatir en un grupo de lectura. Solo he estado una vez en uno de estos grupos, y fue para hablar de Cumbres Borrascosas. Fue increíble ver las emociones tan dispares que podía despertar un personaje tan tremendo como Heathcliff. El personaje protagonista de Aquella vez en Berlín, Richard Leinz, es un hombre carismático que también daría para un extenso debate. Cada lector interpretará sus decisiones de una forma distinta. Unos lo comprenderán, otros no, a unos les caerá antipático, otros sentirán empatía, otros lástima, otros pensarán que habrían tomado las mismas decisiones que él de estar en su pellejo. Todo dependerá de nuestras vivencias y prioridades en la vida, de nuestros valores. 

María José Moreno
Richard, Thomas, Marie y Lisa, son los cuatro personajes estrella de esta novela, relacionados entre sí por un mismo eje, que es Richard, el núcleo alrededor del cual se desarrolla toda la trama. Sin embargo, todos arrastran sus propios conflictos vitales, hasta el punto que sería factible un libro para cada uno.
Es la magia de crear personajes potentes.

Esta es la sinopsis oficial.

El día que el arquitecto alemán Richard Leinz recibe en su casa de Londres al señor Parker, investigador privado, descubre que hace quince años cometió una grave equivocación que marcó su vida. Atormentado por sus dramáticos recuerdos y por el dolor que causó a su alrededor, emprende una búsqueda tenaz en su pasado para intentar enmendar su error. Cuando Thomas, secretario de Richard, decide por su cuenta llamar a Marie Savard, con la que el arquitecto mantuvo una relación, no sabe que está a punto de derrumbarse todo lo que lo ha mantenido a salvo hasta el momento: ¿Por qué Richard ya no es el que era? ¿Podrá Marie ayudarlos a librarse de sus fantasmas? ¿Cómo se puede convivir con la culpa? Una historia intimista de secretos desgarradores, de amores frustrados, de palabras no dichas, de luces y sombras en el pasado de unos personajes que intentan sobrevivir en un tiempo histórico complejo mientras tratan de combatir a sus propios demonios y coger aire para disfrutar de eso a lo que llamamos vida. Las casualidades no existen. Los encuentros fortuitos tampoco.



Solo me queda deciros que conozco a María José, y sé que se deja la piel en cada uno de sus libros. Tenía muchas esperanzas puestas en esta novela, porque tiene una gran calidad narrativa y una enorme carga emocional, y porque ha trabajado en ella durante mucho tiempo, incluso en circunstancias emocionales propias complicadas. Que se haya publicado en este momento de confinamiento es una faena, aunque quiero pensar que el sector digital seguirá funcionando. 

Vivimos momentos de incertidumbre en todos los sectores, así que, sea cual sea el vuestro, mucha fuerza.

Os dejo con un fragmento que a mí me gustó especialmente y que condensa ese tono intimista de la novela: 

Cerré los ojos para aislarme en mi abatimiento. Acababa de revivir algo  que había permanecido oculto cuarenta años. Richard no había vuelto a hablar de ello y yo tampoco. Cada uno, a su manera, había echado tierra encima de aquel suceso, relegándolo al abismo, para que su recuerdo no interrumpiera nuestra existencia diaria. Hubo más decisiones nefastas ante las que tampoco hice nada. Aún tardaría en liberar por completo mi conciencia. 






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